28 de abril de 2008

Luisa Fernanda

(A la duquesa Carolina):

Para usté la vida es bella
mirada desde su altura;
pero ¡qué triste y qué dura
cuando hay que luchar por ella!

¿Riquezas? Las que heredó
¿Alegría? La que pide
¿Rango? Su boca lo mide
¿Amores? ¡Los que compró!

Las diversiones, logradas,
y los caprichos, colmados;
y, para los desgraciados,
unas piadosas miradas.

Venga un orden diferente.
¿Mejor ó peor? No sé;
pero donde yo... y usté
nos veamos frente a frente.

Ni más baja ni más alta:
al nivel del corazón,
que, con la misma emoción,
lo mismo palpita y salta.

Mas lo que no puede ser
es que usté tenga derecho
a las ansias que en su pecho
haya sentido nacer,

y, además, por el placer
de abrumar con su grandeza,
¡a ensombrecer de tristeza
los ojos de otra mujer!

(Acto segundo, cuadro tercero)

25 de abril de 2008

Curas aborteros, putas para todos

Me han sido dados a conocer -no por revelaciones místicas, sino porque tantos años vagando por estos mundos de Dios le permiten a uno encontrarse con infinidad de culturas y de religiones, de personas maravillosas y de fascinantes criminales- algunos de los trabajos de la masonería (a la cual yo protesto que no pertenezco, para sosiego de los meapilas) y en consecuencia he tratado con algunos hermanos masones. No he encontrado a ninguno tan vil como este párroco de la Archidiócesis de Barcelona que ha apoyado y financiado abortos. No me importa casi nada que los curas sean vagos, chaperos ó ignorantes, mientras de vez en cuando abrán las iglesias para soltarles un mitin a cuatro desgraciados que, después de todo lo que ha caído, aún tengan ganas de escuchar esos rollos.

Pero las jerarquías eclesiásticas españolas están obsesionadas en la lucha política contra el gobierno de Rodríguez Zapatero: no quieren perder las clases de religión y no quieren que se instaure la Educación para la ciudadanía. A mi no me preocupa el tema especialmente, porque los profesores de religión -salvo honrosas excepciones- no son mejores que el cura abortero. Todos los que desertaron sindicatos de clase, iglesias, órdenes y monasterios, porque ya no creían ó porque tiraba más una moza fea que dos carretas, son quienes enseñan sin cultura y sin fe en las escuelas enchufados por los obispos, a cambio de unos emolumentos a los que todos tenemos que subvenir.Y en las parroquias tenemos una serie de curas que hace ya años que perdieron la fe y dejaron de leer algo que no fuese el periódico, que son más letales para la fe que toda la Educación para la ciudadanía. Si se hacen unas oposiciones mínimamente limpias para profesorar en Educación de la ciudadanía, quizá algunos profesores crean en los derechos humanos y enseñen el aborto como el crimen más abominable que pueda ser cometido por un hombre contra otro. Si los fieles van a la iglesia, no es probable que escuchen nada sensato.

Es evidente que el cura está excolmulgado, pues procuró que se realizase el homicidio del niño en el vientre de la madre. Lo más terrible es que es solamente un cura el que se ha atrevido a decir esto en público, pero la realidad es que existen muchos más que hace ya muchos años que dejaron de ser católicos y siguen en el puesto porque para arar son viejos y de luces andan escasos. Además de criminales contra la vida del recién nacido, lo son contra la fe de sus parroquianos. ¿Y a Vd. cree que a mi me importa un huevo que nadie marque el 0.7 en la casilla de recaudación de la Iglesia? Para estar a favor de la vida no es preciso ser católico: lo son ateos, protestantes, musulmanes,... pero para ser católico hay que ser antiabortista y para ser párroco no hay que estar excomulgado. Y si alguien se enorgullece de sostener un aborto -además, ilegal- no sólo hace ya mucho que ha dejado de ser católico, sino que es también un miserable estafador. Y los obispos -vigilantes sólo al plato de lentejas- tendrían que corregir esa situación para que la sangre de los inocentes no manche gota a gota sus manos, porque por muchas quirotecas que usen será muy difícil limpiarla antes del Juicio final. Estoy pensando en crear un puticlub que se llame "La casa del Edén" y no creo que nadie vaya a tener la falta de caridad de meterse contra el amor fraterno, porque si un cura puede procurar un aborto, es que ya vale tudo.

20 de abril de 2008

La tierra de la verdad

Cinco palabras que resumen
todo un ingenuo y noble afán.
En el desfile luminoso,
en la parada militar.
Niños mujeres, a codazos.
¡Vamos a ver al General!

Esta es España: ésta es la tierra
de la exactísima verdad.
Tierra del bulto y los perfiles,
de las palmeras sobre el mar.
Todo, las ansias y sueños
y la emoción y el ideal
ha de tener fisonomía
y exactitud y realidad.
Nuestro Dios tiene sangre a chorros
y cabellera de verdad.
Nuestra María Dolorosa,
llanto de cera y cristal.
Y nuestra guerra y nuestro sueño,
nuestra epopeya y nuestro afán,
tiene una cara conocida
y una sonrisa popular.

Hermanos todos españoles,
los de la gran curiosidad,
los de los pasos y los “cristos”
y las “marías” de verdad.
Estas no son vagas ideas
ni éstos son sueños sin cuajar.
Estos son rostros, marcas, pechos,

¡Estos son hombres de verdad!
¡Los forjadores de un Imperio!
¡La encarnación de un ideal!

Rafael Holgado Chamizo-Cidoncha

17 de abril de 2008

Autoinmolación del Consejo de Europa

El Consejo de Europa no se puede decir que sea un grupo de tipos que viven del presupuesto público sin pegar golpe, porque lo acaban de pegar, un golpe mortal.
Por gran mayoría ha decidido emitir una recomendación a todos los países para que tutelen el "derecho al aborto". Es decir han decidido que los gobiernos tienen que facilitar el que pueda asesinarse al niño en el vientre de la madre. Habrá quien se alegre de tal noticia, con la esperanza de que pronto se apruebe también el derecho a matar a los negros y a los judíos (y quizá incluso a los mendigos), a pegar a las mujeres, a acostarse con las propias hijas, a comprar niños en India para violarlos a placer y después poder torturarlos y matarlos mientras se graba en Internet y con un poco de suerte hasta podrán cobrar algo de subvención por tales películas. El mundo se está haciendo decididamente más humano y, a medida que los fanatismos retroceden, la libertad se va abriendo paso. El problema es que la libertad para uno supone una carga para otro. Si yo tengo derecho a abortar y el Estado me lo tiene que garantizar, el niño tiene el deber de morir para que yo me quede completamente satisfecho con mi derecho. Si el niño no muriese, pues habría que dejarlo sin respiración ó sin alimento hasta que cumpla con su obligación, porque según las últimas novedades de la legislación española no se le puede pegar una bofetada. Y es que es esta la ley del mundo: el león tiene derecho a comer y la oveja la obligación de dejarse deglutir. Igual que el atracador tiene derecho a atracarnos y nosotros obligación de entregarle lo que buenamente disponga y quizá habría que darle las gracias por no haber deseado también disponer de nuestra vida.
A partir de muy pronto cuando un macho fuerte decida que quiere violar a una moza, pues ésta tendrá que colaborar con lo que se le pida, pues el fuerte está en su derecho. Todo bien. Así ha ocurrido siempre en la historia de la Humanidad. Y es justo que ahora los gobiernos den un concreto respaldo jurídico a quienes deciden asesinar al prójimo.
Sin embargo, cabría preguntar a los conglomerados de células que han adoptado la forma de miembros de esta noble cámara, ¿qué ocurriría si un chico joven decidiese pegarles una paliza porque quieren el coche oficial de que los prebostes gozan? ¿ó si algún grupo terrorista anarquista decidiese que esta clase de parásitos son un impedimento al mundo libre? ¿Y si sus propios hijos están hartos de que siendo ya demasiado viejos, estén fastidiando todo el día y deciden darles una inyección definitiva? El problema lo tendrán los ahora despenalizadores del asesinato en el vientre de la madre, porque al haber destruido cualquier límite moral, no les va a quedar ningún argumento para justificar que ellos sí tienen derecho a la vida.