4 de noviembre de 2007

Fin del impío

"Esta hora es de tu vida la postrera",

gritó una voz en sueños al impío;

empapado despierta en sudor frío,

erizada de horror la cabellera.



"¡No más un hora!", exclama, y la altanera

vista humilla con ciego desvarío;

¿Cómo alzarla podrá quien con desvío

a la virtud miró que en lo alto impera?



Oye cómo del tiempo van huyendo

las lejanas pisadas. Sordo al lloro

de la piedad, vacila y se confunde;



tiembla, suspira... y con dolor volviendo

la memoria al placer, la vista al oro,

toca a su fin y en el abismo se hunde.



José Joaquín de Pesado

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