4 de noviembre de 2007

Memoria inmortal de D. Pedro Girón, duque de Osuna.

Faltar pudo su patria al grande Osuna,

pero no a su defensa sus hazañas;

diéronle muerte y cárcel las Españas,

de quien él hizo esclava la fortuna.



Lloraron sus envidias una a una

con las propias naciones las extrañas;

su tumba son de Flandes las campañas

y su epitafio la sangrienta luna.



En sus exequias encendió al Vesubio

Parténope, y Tinacria al Mongibelo;

el llanto militar creció en diluvio,



diole el mejor lugar Marte en su cielo;

la Mosa, el Rin, el Tajo y el Danubio

murmuran con dolor su desconsuelo.



Francisco de Quevedo

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