4 de noviembre de 2007

Mi destino

Campo estéril, mortífera laguna

me vio nacer, y la yermada arena

présago iluminaba de mi pena

fúnebre rayo de sangrienta luna.



Trueno de muerte me arrulló en la cuna

cuando Castilla, al sacudir la ajena,

forjaba ya la bárbara cadena

que dio al Corso tirano la fortuna.



Mi primer tierno involuntario llanto

unióse al llanto de la patria mía

y mis ojos lloraron su quebranto.



De entonces miran en la luz del día

lúgubre antorcha de dolor y espanto;

y amo a mi patria, y lloro su agonía.



Mariano Roca de Togores

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