26 de enero de 2007

Nos falta la clave

Circuló la leyenda de que el último rey de Italia, Humberto II, fue homosexual y que Mussolini tenía pruebas de ello y las guardaba celosamente en un maletín que siempre le acompañaba. Esto permitía al Duce manejar al Rey a su antojo.
Sin embargo, las presuntas pruebas nunca se han hecho públicas.
A partir de una información como esta la mayoría de la gente expresará su opinión según su prejuicio acerca del rey, de Mussolini o de la homosexualidad, pero se impone que el historiador estudie detalladamente la cuestión.
¿Es posible que en algún lugar se hallen los documentos del famoso maletín? O quizá el maletín no existió, o los docuemntos se perdieron, o fueron destruidos, o contenía otra cosa, o lo que Mussolini pensaba que tenía fuerza probatoria no la tenía, o se trataba de unas pruebas amañadas, o quizá se refería a una sola ocasión del rey, o quizá el rey era bisexual, ... Sin respuesta a estas preguntas es bastante irresponsable lanzarse a consideraciones de futuribles, éticas, políticas ó históricas. Quizá Mussolini no era capaz de chantajear al rey o el rey hubiese secundado las posiciones de Mussolini aunque no hubiese sido chantajeado. O Mussolini hacía creer al rey que tenía tales pruebas. ¿Hasta qué punto ese chantaje fue eficaz para que el rey aceptase todo lo propuesto por el duce? Caso de ser cierto, ¿hubiese sido más patriótico que el rey hubiese abdicado en lugar de perjudicar a sus súbditos? ¿O quizá hubiese sido más digno aceptar que tal comportamiento se hiciera público y resistir la infamia antes de ceder en asuntos fundamentales? ¿La Iglesia y la sociedad de la época hubiesen sido suficientemente misericordiosas para no tener en cuenta un asunto privado o hubiesen secundado el ataque fascista y destrozado al rey? ¿Eran las pruebas suficientemente contundentes como para apartar a los monárquicos irreductibles de su fidelidad al rey?
Todo lo antedicho forma parte de "la petite histoire", aquella parte de la historia que no trata de grandes acontecimientos, sino de detalles de vida privada pero que luego tienen una enorme influencia en el desarrollo de aquellos. Yo siempre he reivindicado en mis obras la importancia de esto.
Si prescindimos de la petite histoire a menudo nos falta una clave muy importante para entender los grandes acontecimientos.
La enfermedad física ó mental, el grado de cultivo de la inteligencia, la personalidad, la propia biografía, las pasiones, los ideales escondidos, la pertenencia a ciertas sociedades secretas, las presiones, los chantajes de todo tipo y muchas circunstancias más referidas a un personaje hacen que su palabras o actuaciones de enorme trascendencia se tomen de una manera inexplicable para quien no dispone de todas las claves.
Muchos historiadores prescinden de estos dertalles por lo que sus conclusiones son erróneas.
Con lo previo quero introducir una breve reflexión acerca del caso del arzobispo de Varsovia, obligado por la Santa Sede a dimitir el día antes de su toma de posesión acusado de haber colaborado con los servicios secretos en le época de la dictadura comunista.
Parece que la colaboración de un porcentaje del clero católico polca con los servicios polacos está suficientemente documentada. Pero desde el principio cabe plantearse algunas cuestiones. La primera es de dónde han surgido esas informaciones. La respuesta es el Instituto de la Memoria Histórica donde se ha reunido la documentación de los antiguos servcios secretos. A mi parecer esto ya es un error, porque no estamos seguros ni de la integridadd del archivo, ni de sus interpolaciones. Durante la transición española fuimo testigos de la enorme cantidad de camines que por orden del ministerio del interior partían cada día con documentos de instituciones gubernamentales o del movimiento a su destrucción y de como una vez vuelta la tortilla también muchas fichas policiales desaparecía para que cada uno pudiese crearse un antifranquismo libre de ataduras obviando tantas cosas de las que hoy no se sentirían muy orgullosos.
Los que se dicen progresistas no hacen más que presionar a los gobiernos -especialmente norteamericanos- para qyue se desclasifiquen documentos que den base a su infinita sed de venganza con ropajes de justicia. Así lo único que hacen es convertir la ciencia histórica en insostenible para nuestros herederos, porque ¿quién habrá tan estúpido entre las personas que ocupan altas magistraturas que antes de dejar su función pública no vayan a destruir cualquier documento comprometedor impidiendo que los futuros historiadores lleguen a cualquier conclusión válida?
Es mucho más prodente la norma de los archivos vaticano que no permiten consultar los archivos correspondientes a los año demasado cercanos con lo que se asegura que cuando su contenido llegue a la opinión pública el autor de tal documumento ya estará ante el juicio de Dios y bno tratanto de justificarsae ante campañas de presión mediáticas ideologizadas , parciales y potentísimas. Podrá escribir y conservar la verdad de lo ocurrido y dejar un testimonio de primera a los historiadores posteriores, con lo que ganan más los historiadores a largo plazo y pierden los vengadores que quieren dictar su justicia en esta vida.
Por otra parte nadie se va a creer que de esos archivos no se haya expurgado ya lo que resulte incómodo al nuevo poder.
Está muy claro que el objetivo de toda esta campaña es la destrucción de la ilglesia polaca. Pararece paradójico. Hasta ahora la historia oficial que beneficiaba a la Iglesia es que fue gracias a su actividad y a importantísimos eclesiásticos que cayó la tiranía comunista en Polonia. Pero ahora los viejos comunistas quieren vengarse de la Iglesia sacando a la luz que aproximadamente el 15% de los clérigos polacos eran delatores de sus propios hermanos y colaboraban con los servicios secretos comunistas. Sin embargo esta lucha no favorece ni a la Iglesia ni a los camisas viejas, sino a los travestidos que olvidaron su vieja militancia comunista y a todas las corrientes liberales y relativistas que pugnan contra la moral, la razón y la historia y quieren eliminar el peso de la Iglesia en la sociedad para convertir ese maravilloso pais polaco en cualquiera de nuestros países sin valores ni tradición y que se descomponen. Dicho esto. Conviene ahora fijarse en las implicaciones directamente eclesiales de lo sucedido.
Esto significa en primer lugar que, a pesar de las apariencias, la Iglesia lleva muchos años en crisis. ¿Cuántos eclesiásticos han estado por cuanto tiempo traicionando la más sagrada hermandad y al mismo tiempo en puestos de gran reponsabilidad dentro de la Iglesia sin que quien deberiera no se hubiese odado cuenta o no hubiese querido intervenir? ¿Cuánto daño habrán hehcho con sus delaciones o simplemente con su gobierno, destrozando a personas que eran mucho mejor que ellos? sin que se hiciese nada. La información del Vaticano funciona muchu más deficientemente de lo que la gente cree.
¿Y cómo ha actuado el Nuncio al proponer el candidato? Pues parece que en lugar de cumplir con su deber a fondo se ha dedicado más al desarrollo de su carrera personal. La carrera diplomática tendría que ser mucho más profesional y conocer los métodos de trabajo modernos. Y de esto debería ocuparse el Papa enseguida. Tampoco en la Congregación de los obispos han hecho su trabajo y esto exigiría ceses.
Pero también resultaría útil acercarnos al primer eslabón, a los ecesiásticos espías. ¿Por qué lo hicieron? Las respuestas son tan variadas como las pasiones de los hombres. Quizá algunos fueron comunistas que consiguieron infiltrarse en el seno de la Iglesia gracias a que el Vaticano II había bajado la guardia, otros debieron ser amenazados ellos o sus familias con males tan graves que hubiese sido heroico sufrir. Pero otros informaron simplememnte a cambio de cosas más burdas: a cambio de que no se hiciesen públicas ciertas comportamientos un poco disolutos del religioso, de vino, de dinero o de promoción social, que me parece ser el motivo del arzobispo al que hoy nos referimos.
Ciertamente motivos bastante mezquinos, pero cabe preguntarse si la Iglesia hubiese sido suficientemente caritativa para perdonar los yerros en caso de haberse hecho públicos, si chicos con talento hubiesen sido promovidos a lugares que les correspndían por naturaleza o hubiesen quedados amargados en un rincón si no hubiesen contado con la ayuda de los servicios. Es también curiosos pensar la desfachatez que hay que tener para convivir y ser amable todos los días con las personas la las que estás traicionando. Y después de que los espías han tratado llegado a su objetivo ¿habrán tratado ellos mejor a los más jóvenes para darles lo que se merecen sin que tengan que pasar por el mismo camino de vergüenza?
Es verdad que las colaboraciones lo fueron a distinto gra y que no tienen todod la misma responsabilidad. ¿Pueden los fieles continuar confiando en sus pastores? ¿Pero es que no ha habido fieles que han hecho idénticos trabajos? Al final lo único que importa es que el sacerdorte es el ministro de los sacramentos y eso es lo que los fieles polacos tienen que tomar de ellos. La doctrina, del Evangelio y del Papa. Y dejar que los muertos entierren a sus muertos.
"Qui no ho sap tot no sap res" (Cardenal Jubany)

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