de Antonio García Gutiérrez
Quieres casarte, buen Juan,
y pides con impaciencia
consejos a mi experiencia;
¿no es así? Pues allá van.
Oye: Tiene mil azares
eso de tomar mujer:
por de pronto suelen ser
malos los preliminares.
Estos son ansias, desvelos,
temores, citas, desvíos,
y peloteras y celos.
Amanece con el día
y vela: no hay más recurso.
Y de novio estudia un curso
completo de astronomía.
Decídeste a ser esposo,
y sufres, que es la más negra,
de la veterana suegra
el examen codicioso.
Entra el gasto, es cosa obvia,
y te exprimen sin piedad,
cuando no la vanidad
los caprichos de tu novia.
Llegamos al desposorio;
das el suspirado sí.
¡Gracias a Dios! hasta aquí
has pasado el purgatorio.
Mas preso en el lazo tierno
tu amoroso afán reposa.
¡Ay, Juan! ¡Esto es otra cosa!
¡Como que empiez el infierno!
La cigüeña cambia de nido.
Hace 15 años
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