Dicen que apostó una bala
Con un águila a volar,
Y ésta dijo sin tardar:
- Vete, plomo, noramala.
¿Quién a estas plumas iguala
Con que hasta los vientos domo?
Mi cuerpo de tomo y lomo
Verás donde tú no subes,
Que esto de andar por las nubes
No es para un ave de plomo.
Despreció la bobería,
Siempre la bala en sus trece,
Diciendo: -¿A quién se le ofrece
Negarme la primacía?
En mal camino resbalas,
Ave infeliz, porque, en suma,
Si son tus alas de pluma,
De pólvora son mis alas-.
Ni el ave la lucha esquiva
Ni la bala se convence.
-¿Probamos a ver quién vence?
- Arriba. Vamos arriba-.
Subió la bala tan viva,
Que dio a su rival antojos,
Pues fue para darle enojos
Y centuplicar sus quejas,
Un estruendo a sus orejas
Y un relámpago a sus ojos.
Subió el águila con calma
Cuando la bala caía,
Y le dijo: -Amiga mía,
¿Quién se llevará la palma?
Si te hundes en cuerpo y alma
Paciencia, yo no desmayo,
Harás de tu capa un sayo,
Pero que sepas es bueno
Que el que sube como un trueno
Suele bajar como un rayo.
J. Martínez Villergas
La cigüeña cambia de nido.
Hace 15 años
2 comentarios:
Excelente, felicidades
Desde que tengo uso de razón he oído a mi padre recitar ese poema, gracias!!!
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