Hospital de San Juan de Dios, triste edificio,
que albergas en tus muros la carne corrompida,
yo he sentido mi cuerpo tatuado en el suplicio
de tus curas crueles en nombre de la vida.
Como un sudario negro la tragedia en ti flota,
y rechinan los males lo mismo que cerrojos;
umbral de fosa llena de vidas en derrota,
en donde a los gusanos se anticipan los piojo
Las pétreas hermanitas, salmodiando oraciones,
en silencio atraviesan los largos pabellones
y con una sonrisa de cansancio o de unción
consuelan al enfermo resignado, que siente
el fuego de la Vida en la carne doliente
y el frío de Muerte dentro del corazón.
BUSCARINI, ARMANDO
Madrid, 1.892 - 1.965
La cigüeña cambia de nido.
Hace 15 años
1 comentario:
Nací en 1904 y morí en 1940.
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