Ven, muerte, tan escondida
que no te sienta comigo,
porqu’el gozo de contigo
no me torne a dar la vida.
Ven como rayo que hiere,
que hasta que ha herido
no se siente su ruido
por mejor hirir do quiere.
Assí sea tu venida;
si no desde aquí me obligo
qu’el gozo que havré contigo
me dará de nuevo vida.
Comendador Escrivá
La cigüeña cambia de nido.
Hace 15 años
1 comentario:
Pero, pibe, hay otra versión muchísimo mejor:
Ven, muerte, tan bulliciosa
que yo te sienta venir
y así, oyéndote venir,
pondré pies en polvorosa.
(Saludos desde la Argentina.)
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